Ya ha llegado el frío y en días como el de hoy en el que parece que el
cielo se cae, no hay nada que pueda apetecer más que un buen plato de
cuchara, contundente y calentito.
Así que os traigo este plato, que lo he visto infinitas veces cocinado
en casa de mi abuela materna y que yo he tuneado. Queda buenísimo (por
no decir incluso que mejor) de un día para otro, así que va genial para
comer en tupper fuera de casa y aguanta muy bien en la nevera. Si no
queréis añadirle el chorizo y/o la morcilla, queda buenísimo con bacalao
y unas croquetas de pan frito, que es como mi santa abuela lo hace!!
Esta es la primera vez que una cosa que cocino yo me queda con ese
saborcillo como el que hace ella, ese sabor que me recuerda cuando
íbamos al colegio y comíamos los tres (mi hermano, mi prima y yo) en su
casa...
Ingredientes:
- 1 hoja de laurel
- 500 gr de garbanzos (mejor si no son de bote, pero si lo son que sean buenos y así ahorrarán trabajo)
- 2 dientes de ajo
- 2 cebollas grandes
- 1 cucharada de pimentón
- Sal y pimienta
- 4 cucharadas de AOVE
- 2 tomates grandes maduros
- 1 chorizo, 1 morcilla y 100 g de panceta
- 350 g espinacas limpias (en este caso, también mejor si son frescas, pero las congeladas nos ahorrará tener que escaldarlas antes de añadirlas a los garbanzos)
Preparación:
El día anterior ponemos los garbanzos en agua templada con un puñado de
sal y los dejamos en remojo
durante la noche. Antes de reservarlos, hay que pasarlos por abundante
agua clara, para así poder quitarles las impurezas del remojo y vigilar
qu eno tengamos ningún garbanzo en mal estado.
(en caso de que los garbanzos sean de bote, es muy importante lavarlos
con abundante agua para quitarles toda la gelatina que los acompaña. En
este caso, solo habría que añadirlos al final de la cocción)
Rallamos la cebolla y picamos el ajo en trozos pequeños (si no sois tan maniáticos como yo con la cebolla, bastaría con picarlos finamente, porque al final no notaremos ningún trozo).
Escaldamos un minuto el tomate en agua caliente y lo pelamos. (es más
fácil quitarle la piel si lo escaldamos, pero nos podemos ahorrar
tranquilamente el paso de escaldarlo y lo pelamos como una manzana y sin
problemas). Una vez lo tenemos pelado, lo cortamos en cuatro trozos.
En la olla donde coceremos nuestro potaje, sofreimos el ajo y la cebolla
durante 10-12 minutos antes de añadirle el tomate y la hoja de laurel.
Pasados un par de minutos más, añadimos la cucharada de pimentón y removemos contínuamente para evitar que se queme.
Añadimos los garbanzos bien escurridos y rehogamos unos 5 minutos para
que todo se integre bien y los garbanzos empiecen a coger sabor.
Añadimos el agua, hasta tres cuartas partes de la olla (recordad que hay que añadirle todavía el chorizo, la morcilla y la panceta, además de las espinacas)
Dejamos cocer y pasados unos 35-40 minutos, añadimos sal y pimienta al gusto. (siempre recordando que añadiremos ingredientes de sabor fuerte)
Añadimos el chorizos, la morcilla y el trozo de panceta. Dejamos que se
cocinen lentamente durante los siguientes 20 minutos.
A continuación
retiramos los chorizos, la morcilla y panceta (así evitaremos que el plato tenga más grasa de la aconsejable!)
En otra olla y con abundante agua hirviendo y sal, blanquearemos las
espinacas para quitarles ese punto de amargor que tiene. Picamos las
espinacas y se las añadimos al potaje unos 20 minutos antes de finalizar
la cocción.
Y este es el resultado. Espero que os guste y os animéis.
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